domingo, 6 de enero de 2008

Ya vienen los Reyes...

Ni a sabiendas de todo lo referente a la identidad de los Reyes Magos pierdo la ilusión en un día como hoy. Aunque en mi casa ya no esperamos hasta esta mañana para darnos los regalos, ya que los repartimos en el mismo momento en que los compramos, yo siempre dejo mi zapato en la entrada cada 5 de enero por la noche, y cuando me despierto el día 6, siempre hay algo, un pequeño detallito, pero lo suficientemente grande como para hacerme mantener la ilusión de levantarme todos los 6 de enero sin saber qué habrá dejado (sea quien sea) para mi en mi zapato.
Este año, en un alarde de avaricia, dejé una bota alta, para que entraran más cosas, y cuando me desperté fui corriendo a ver qué había, y mis reyes magos me habían dejado lo que les sobraba en el monedero después de haberse pasado por las casas de todos los niños (2.35 centimos en moneditas pequeñas, supongo que como "vuelta" del regalo que había en los zapatos de mis padres, un euro para cada uno además del regalito) y un mini regalito, que resultó ser una pulsera muy salada (aunque mamá, por mucho que tú te empeñes, yo sigo sin usar pulseras así a diario).
Y esta es la parte que más me gusta de la Navidad, la vuelta de la ilusión. Todos los regalos anteriormente recibidos, botas, relojes, cds, dvds etc. no me han alegrado tanto como mi pulsera, y todas las propinas recaudadas no han sido tan especiales como mis 2.35 céntimos (que fueron directos a la hucha para el viaje a Grecia). Supongo que esta será la magia de los reyes.

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