sábado, 31 de mayo de 2008

Sonrisa de enamorado

Hoy de repente me di cuenta de lo mucho que se me nota lo mucho que le quiero, porque estuve un largo rato sin poderme quitar de la cara esa sonrisa que nos aparece a los enamorados. Tan amplia. Y tan sincera. Una sonrisa que te sale con total naturalidad. Un gesto tan hermoso... y tan valioso.
Me siento afortunada por poder lucir esa exclusiva "joya" cuando estoy contigo.
Ahora ya nadie podrá quitarme mi felicidad, porque sólo tú eres el dueño de mi sonrisa. (Y sé que querrás que se quede ahí para siempre).

jueves, 29 de mayo de 2008

He descubierto que la decepción es el peor sentimiento del mundo. Cuando alguien que te importa te decepciona, te sientes tan derrumbado que no puedes ni llorar, ni gritar ni odiarle. A mí se me han cortado hasta las palabras.

domingo, 18 de mayo de 2008

Toda una graduada

Cuánta razón tenía el poeta al decir: "Cómo se pasa la vida, [cómo se viene la muerte, tan callando]. Y es que ya han pasado mis cuatro años como estudiante de filología en Salamanca, y me parece que fue ayer cuando llegué a esa ciudad cargada de cajas con ropa y de sueños, y casi cuatro años después... cuántas cosas han cambiado.
No sé si entonces me habría imaginado a mí misma tal y como soy ahora. Seguro que sí, porque la mayoría de los cambios que se han efectuado durante este tiempo han sido para mejor.
¡Y cuánto he aprendido! Si cuando la empecé, me gustaba mi carrera, ahora me fascina. Todo lo que me han enseñado es tan maravilloso. Ahora puedo decir que todo, sin excepción (ahora que ya aprobé esas dos asignaturillas que tanto se me atragantaron) ha servido para algo. Ahora ya las miro con buenos ojos, y me doy cuenta de lo valioso que ha sido cada pequeño detalle.

790º promoción de graduados de la universidad de Salamanca. Ni más ni menos que 789 grupos de graduados han pasado por allí antes que yo. Y entre esos grupos, literatos de primera fila que nos dejan a los demás el listón muy alto, y muchos sueños por delante.

Y este no es el fin del camino. Es tan sólo el principio. Una vez adquirida la base, es cuando hay que empezar a crecer.

jueves, 1 de mayo de 2008

Excursiones

Necesito ir al cementerio. Necesito fotos del cementerio.


Qué lugar tan solitario... no lo recordaba así. Sólo había entrado allí una vez, y ni si quiera para algo que me importara realmente. Y ese día yo estaba rodeada de gente. De gente alegre, triste, de día de fiesta...
Cruzo sola la verja que te lleva más allá. Más allá de la civilización, del ruido y del agobio. Más allá de ti.
"Nada más entrar, vete por la derecha hasta el final"
Tuerzo enseguida a la derecha, y voy caminando pegada al muro hasta llegar a una zona diferente.
Saco mi cámara.
Miro hacia atrás.
Viene una chica joven. Así que espero.
(Tal vez alguien puede molestarse si ve a otra persona hacerle fotos a esas piedras.)
Sigo caminando ahora hacia el final del cementerio. Miro hacia atrás. Estoy sola.
Saco mi cámara y comienzo a mirar. A inundarme con el paisaje. A sentir. A pensar.
Miro al suelo para empezar a buscar lo que quiero. Lo primero que veo es una tumba vieja, de piedra, rota. Los trozos caen hacia el hueco que queda en el interior.