jueves, 26 de junio de 2008

VACACIONES

Vacaciones de verano para mí, naninaninaninani ninoní.


¡Creí que nunca llegarían!
Este año, la ansiedad de saber que era el último de mi carrera unida a mi inesperada llegada del amor han hecho que mi curso se eternice hasta el punto de creer que nunca jamás iba a acabar. Pero al final no ha sido así.
Tal y como me prometieron el primer día de curso, el día 21 de Junio acabé mis exámenes y me vine a mi casa, para dar comienzo así a mis esperadísimas vacaciones.
¿Por qué son esperadísimas? No lo sé. Este año, además, no tengo ningún plan relevante. Excepto el hecho de pasarme todo el verano disfrutando de mi novio, que para mí es el mejor plan.
Este año no hay viajes al extranjero, no hay visitas a amigos, casi no hay días de verano en Gijón. En otras circustancias, me hallaría horrizada ante tal panorama. Pero no lo estoy. De hecho, a este verano le tengo más ganas que nunca.

martes, 17 de junio de 2008

Aprende a valorar tus lenguas

Me duele reconocer que no soy muy dada a leer prensa, aunque reconozco que hoy en día es uno de los medios más serios donde informarte un poco de cómo va el mundo, pero ni tengo tiempo ni dinero para poder hacerlo.
Sin embargo, de vez en cuando, y por otros motivos diferentes del interés que a mí me pueda provocar el estado de lo nacional y lo internacional, (es decir, porque regalan una película) me hago con un ejemplar, normalmente dominical, y me dispongo, al menos, a leer los titulares.
Y hoy nada más abrir la revista que acompaña al periódico los domingos, me encuentro con dos artículos, y seguidos, además, que tratan sobre temas que me interesan mucho. El primero habla del chiqui chiqui. El autor del artículo (de cuyo nombre no quiero acordarme) relata su particular sentimiento de vergüenza en el que se vio envuelto cuando se encontró, sin querer, ante un televisor en el momento preciso en el que Chiquilicuatre hacía su aparición en el festival de Eurovisión. “España ha sido humillada ante toda Europa”
Y yo pensé para mí: Sí que debió ser casualidad que se encontrara sin querer con el festival, porque está claro que llevaba varios años sin verlo, ya que si este año se ha sentido avergonzado, el año pasado seguro se hubiera suicidado. Demos gracias a Dios entonces por haberte tenido ocupado el fin de semana en el que D’Nash dejó a España en el lugar que le correspondía frente a Europa.
Pero el siguiente artículo me cautivó mucho más. Al fin y al cabo, no puedes intentar entender a una persona que no entiende ni sobre lo que habla ni sobre lo que ve. En este caso se hablaba de la lengua castellana, que, según decía el autor, se encuentra encarcelada y censurada en muchos puntos de España mientras nuestro presidente mira para otro lado, y eso que la constitución española deja bien claro que el castellano es el idioma oficial del Estado, y que todo español tiene el deber de conocerla y el derecho a utilizarla.
Y yo pensé para mí: está claro que este no es un hombre de letras, y mucho menos un hombre leído, porque se quedó a un paso de leer que tan oficiales como el español son otros idiomas como el vasco o el catalán en España, que son tan históricos (o incluso más, en el caso del vasco) como el castellano, y que son una fuente de riqueza cultural enormemente importante que tenemos al alcance de la mano, pero que algunos se niegan a disfrutar.
En este caso, de nuevo son los europeos los que tienen que venir a dejarnos en nuestro sitio, (sitio que a algunos también nos causa vergüenza) y a enriquecerse y avanzar en el estudio de las lenguas que se hablan en el territorio español, mientras que nosotros seguimos empeñados en querer el último puesto en la lista de países que saben reconocer y explotar sus recursos culturales.
Pues nada oye, a presumir de Alhambra de Granada (ah no, que la hicieron los árabes), de Sagrada Familia (no, no, que la levantó un catalán) y de Festival de Cine de San Sebastián (vaya, tampoco, que los vascos se empeñan en hablar euskera) mientras pasamos por alto la contribución a la censura social que es está haciendo con otros monumentos tan importantes como los anteriores: las numerosas lenguas que se hablan en España.